domingo, 17 de agosto de 2008

PINTORES DE LA NUEVA ESPAÑA



Cuando nuestro país aún no era independiente y se llamaba Nueva España, la expresión artística estaba al servicio de la corona española y de la Iglesia católica, bajo el control de los peninsulares y los criollos. Con la pintura española siempre como referente, a los artistas novohispanos les correspondió la difícil tarea de plasmar las emociones de una sociedad en discrepancia y fusionarla a través de su mano y su pincel.Gracias al magnífico desarrollo del arte europeo, el Nuevo Mundo gozó de inspiración y se le convidó de las delicias estilísticas que se hallaban del otro lado del Atlántico.


Dedicados principalmente a la pintura sobre madera, lienzo o lámina de cobre, los artistas plásticos de la Nueva España en los siglos XVI y XVII eran manieristas (1) —al menos hasta mediados de 1600, cuando, de manera directa, asimilaron la atmósfera del barroco—. Más adelante, con la fundación de la Academia de San Carlos en 1783, los novohispanos pudieron convertirse en artífices de una nueva forma de ver el mundo. Al crear su propia escuela y formar a sus discípulos con gustos y preferencias específicas, los pintores de la Nueva España sentaron las bases de una corriente que, sin prescindir del modelo europeo, encontró una expresión particular que le daría personalidad propia.Demos, pues, un vistazo a la pintura novohispana y revisemos los nombres de los pintores que le dieron vida a los retablos que, entre muchos otros lugares, engalanan la Catedral Metropolitana, la iglesia de Santa María Tonantzintla en Puebla y la de La Profesa, que tiene una gran pinacoteca.


Hoy todas estas obras constituyen una parte importante del acervo pictórico de nuestro país.Sebastián López de Arteaga, Luis Lagarto, Alonso López de Herrera, Andrés de Concha, Juan Cordero, Francisco Antonio Vallejo, José de Alcíbar y muchos otros son grandes artistas de la época en los que no podremos ahondar en estas páginas, aunque no descartamos la posibilidad de hacerlo en una futura edición.



Miguel Cabrera (1695-1768)Miguel Mateo Maldonado y Cabrera es el nombre completo de este artista que define mejor que ningún otro el quehacer plástico de mediados del siglo XVIII. Fue pintor de cámara del arzobispo de México y se le adjudican cerca de 300 obras. Su pintura Nuestra Señora de Guadalupe llegó a la vista del papa Benedicto XIV quien, admirado, exclamó que nunca antes en ninguna nación había ocurrido un milagro como el del cerro del Tepeyac, en la Nueva España, lo que convirtió a Cabrera en el pintor de cabecera de la Guadalupana.También destacó en el género del retrato, pues no se limitaba a la aplicación de fórmulas conocidas, sino que, a pesar de ellas, proyectaba a los sujetos y pintaba su individualidad. Sus magníficos retratos de las monjas Sor Juana Inés de la Cruz, Sor Francisca Ana de Neve y Sor Agustina Arozqueta son tres homenajes a su intelecto, belleza y obra. Otros retratos importantes son: Doña Bárbara de Ovando y Rivadeneira y su ángel de la guarda, Doña Luz de Padiña y Cervantes —que se encuentra en el Museo de Brooklyn— y Fray Toribio de Nuestra Señora, entre otros.



Juan Correa (1645-1716)Originario de la ciudad de México, es uno de los pintores más destacados de finales del siglo XVII y principios del XVIII. De ello da cuenta su obra en la sacristía de la Catedral Metropolitana, que sería suficiente para acreditarlo como una figura indiscutible.Uno de sus trabajos más asombrosos es el llamado Asunción y coronación de la Virgen; realizaba obras tanto de temas religiosos como profanos, pero su trabajo pictórico es mucho más extenso: dos colaterales en la iglesia de San Pedro y San Pablo y el Apocalipsis lo prueban. Correa fue un novohispano que defendió siempre la figura del pintor para ser calificado como un artista.


La familia Echave


Baltasar de Echave Orio (1558-1623), vasco de nacimiento, llegó a México en 1573. Su formación estética se cimentó en los rescoldos del renacimiento, por lo que pronto acusó la influencia del manierismo florentino. Ejecutó muchas obras importantes en conventos e iglesias, entre las que se encuentra el espléndido retablo de Santiago de Tlatelolco, pintado en 1609.



Baltasar de Echave Ibía (h. 1600-1644) fue el segundo de tres generaciones de pintores con el mismo nombre. Cobijado siempre bajo la fama de su padre y su hijo es, sin embargo, el más representativo de los tres, dado el momento histórico y la influencia manierista que ejerció en la Nueva España. Tenía cierta predilección por las tonalidades azules, de lo que es una muestra excepcional la Inmaculada Concepción.


Baltasar de Echave y Rioja (1632-1682) nació en la ciudad de México y fue una importante figura del barroco en la Nueva España. Su producción artística se caracterizó por una pincelada suelta que brindaba la sensación de movimiento a sus obras, como en El martirio de San Pedro Arbués y El entierro de Cristo. Fue el último de la dinastía y supo mantener el prestigio, al tiempo que acrecentó el acervo familiar de los tres prolíficos artistas.



José de Ibarra (1688-1756)Fue alumno de Juan Correa y tuvo influencia de algunos de los mejores pintores de la época, lo que lo convirtió en uno de los más famosos y fecundos artistas del virreinato. Se dice que era un pintor de dibujo fácil, aunque su Autorretrato muestra un trabajo de mayor brío.Al igual que sus colegas contemporáneos, se dedicó a la pintura religiosa, en particular en la Catedral de la ciudad de México, con el retablo de la capilla de la Purísima Concepción. En la Catedral de Puebla realizó La Inmaculada, La Asunción, La invocación de María por Jesús Niño y la Adoración del Santísimo Sacramento, obras que se encuentran situadas en torno del coro. En la capilla de San José, del noviciado jesuita de Tepotzotlán, realizó el Patrimonio de San José, el Tránsito de San José y La huida a Egipto.


Los hermanos Rodríguez Juárez



Nicolás Rodríguez Juárez (1667-1734) fue miembro de una importante dinastía de pintores novohispanos, bisnieto de Luis Juárez, nieto de José Juárez, hijo de Antonio Rodríguez y hermano de Juan Rodríguez Juárez (1675-1728). Su principal actividad era el sacerdocio, pues se inició en las labores religiosas luego de quedar viudo, lo cual explica cabalmente la diferencia en la calidad de las obras de su primera etapa y las que firmó al final de su vida, trabajos de mucho menor cuidado y de hechura más débil. Su primera obra, firmada en 1690, es el Profeta Elías. También destaca el Retrato del niño Joaquín Manuel Fernández de Santa Cruz.A su hermano Juan se le considera un artista con conciencia nacionalista, pues si bien nunca descuidó los temas religiosos, imprimió en sus obras un sentido de pertenencia. Como todo artista de la Nueva España, dedicó algún tiempo a los retratos, entre los que destacan su Autorretrato y el del Arzobispo José de Laciego. De suma importancia resulta también el lienzo que pintó para el Retablo de los Reyes de la Catedral Metropolitana: Adoración de los Reyes —que es posible apreciar en una escena de la cinta Enamorada (1946) de El Indio Fernández, dentro de la Capilla Real de Cholula.


Cristóbal de Villalpando (h. 1649-1714)Se le considera uno de los pilares de la pintura colonial y «el pintor por excelencia» de la etapa barroca en la Nueva España. Sumamente prolífico, nació en la ciudad de México y se dedicó a expresar su arte principalmente en composiciones monumentales, en las que es notoria su evolución: desde el uso de tonos oscuros y sombríos hasta la aplicación de colores de enorme luminosidad, como en Apoteosis de la eucaristía, realizada en 1688 para la Catedral de Puebla.



Si bien la pintura de la Nueva España, según sus críticos, se dedica a la copia de grabados y no goza de originalidad, debe enfatizarse que lo que se encuentra en los retablos no es la personalidad del artista, sino la habilidad de un artesano. Además, es necesario recordar que el ansia por ser original no era una finalidad en aquellos tiempos; el profundo respeto por las tradiciones impedía a los pintores desviarse de los modelos consagrados. Aun así, el arte novohispano es un fiel retrato de una sociedad que comenzaba a salir del cascarón.



1 El manierismo se desarrolló principalmente en Italia, desde 1520 hasta finales del siglo XVII, cuando se inauguró el barroco. Comenzó a llamárseles manieristas a aquellos artistas que pintaban «alla maniera di…» —«a la manera de…»— los grandes: Miguel Ángel, Leonardo da Vinci o Rafael.


domingo, 10 de agosto de 2008

HISTORIA Y LETRA DEL HIMNO NACIONAL MEXICANO


LEY SOBRE EL ESCUDO LA BANDERA Y EL HIMNO NACIONAL
HIMNO NACIONAL MEXICANO

PARTITURA
El 12 de noviembre de 1853, el gobierno mexicano convocó a un concurso para escribir la letra de un Himno a la Patria; de muchas composiciones presentadas, ganó el primer lugar, la escrita por el poeta mexicano, Francisco González Bocanegra, que nació en San Luis Potosí, el 8 de enero de 1824 y murió el 11 de abril de 1861 a los 37 años de edad.


Fue hijo de José María González Yáñez, de origen español y de Francisca Bocanegra y Villalpando, nacida en un Real de pinos, Zacatecas.


El 3 de febrero de 1854, se convocó a un concurso para escribir la música que armonizara con la letra que había compuesto el poeta Francisco González Bocanegra para integrar el Himno Nacional Mexicano.


Obtuvo el primer lugar la composición presentada por el Músico Español, Jaime Nunó, que nació en San Juan de las Abadesas, provincia de Gerona, España, el 8 de septiembre de 1824 y murió a los 83 años de edad en Bay Side New Jersey, Estados Unidos de Norteamérica, el 18 de julio de 1908.


El Himno Nacional se cantó por primera vez, el 16 de Septiembre 1854, en el Teatro "Antonio López de Santana" que más tarde se llamó Teatro Nacional, pronunciando el discurso oficial, el mismo poeta Francisco González Bocanegra y dirigiendo la Banda de Música, el poeta Jaime Nunó.


El pueblo mexicano, de pie, emocionado y con los ojos llenos de lágrimas, entono por primera vez las bellas estrofas de nuestro glorioso Himno Nacional, SIMBOLO DEL HONOR Y LA INDEPENDENCIA DE MEXICO.


Los restos del poeta mexicano Francisco González Bocanegra y del músico español, Jaime Nuno, autores del Himno Nacional, descansan en la Rotonda de los Hombres Ilustres y su recuerdo vive y vivirá eternamente en el corazón del pueblo mexicano.


MEXICANO: cuando escuches el Himno Nacional debes permanecer de pie, en posición de firme. Descubierta tu cabeza, en silencio y con todo el respeto que nos merece el canto sagrado a la patria.



(coros)
MEXICANOS, AL GRITO DE GUERRA
EL ACERO APRESTAD Y EL BRIDON ,
Y RETIEMBLE EN SUS CENTROS LA TIERRA
AL SONORO RUGIR DEL CAÑON.
I

¡CIÑA OH PATRIA! TUS SIENES DE OLIVA
DE LA PAZ EL ARCÁNGEL DIVINO,
QUE EN EL CIELO TU ETERNO DESTINO
POR EL DEDO DE DIOS SE ESCRIBIO.
MAS SI OSARE UN EXTRAÑO ENEMIGO
PROFANAR CON SUS PLANTAS TU SUELO,
PIENSA !OH PATRIA QUERIDA! QUE EL CIELO
UN SOLDADO EN CADA HIJO TE DIO.

(coros)

MAS SI OSARE UN EXTRAÑO ENEMIGO
PROFANAR CON SU PLANTA TU SUELO,
PIENSA ¡OH PATRIA QUERIDA! QUE EL CIELO
UN SOLDADO EN CADA HIJO TE DIO.

II

EN SANGRIENTOS COMBATES LOS VISTE,
POR TU AMOR PALPITANDO SUS SENOS,
ARROSTRAR LA METRALLA SERENOS,
Y LA MUERTE O LA GLORIA BUSCAR.
SI EL RECUERDO DE ANTIGUAS HAZAÑAS
DE TUS HIJOS INFLAMA LA MENTE,
LOS LAURELES DEL TRIUNFO TU FRENTE
VOLVERÁN INMORTALES A ORNAR.

(coros)

III

COMO AL GOLPE DEL RAYO LA ENCINA
SE DERRUMBA HASTA EL HONDO TORRENTE,
LA DISCORDIA VENCIDA, IMPOTENTE,
A LOS PIES DEL ARCÁNGEL CAYÓ.
YA NO MÁS DE TUS HIJOS LA SANGRE
SE DERRAMA EN CONTIENDA DE HERMANOS;
SÓLO ENCUENTRA EL ACERO EN SUS MANOS,
QUIEN TU NOMBRE SAGRADO INSULTÓ.

(coros)

IV

DEL GUERRERO INMORTAL DE ZEMPOALA
TE DIFIENDE LA ESPADA TERRIBLE
Y SOSTIENE SU ESPADA INVENCIBLE
TU SAGRADO PENDÓN TRICOLOR
EL SERA DEL FELIZ MEXICANO
EN LA PAZ Y EN LA GUERRA EL CAUDILLO
PORQUE ÉL SUPO SUS ARMAS DE BRILLO
CIRCUNDAR EN LOS CAMPOS DE AMOR

(coros)

V

¡GUERRA, GUERRA SIN TREGUA AL QUE INTENTE
DE LA PATRIA MANCHAR LOS BLASONES!
¡GUERRA, GUERRA! LOS PATRIOS PENDONES
EN LAS OLAS DE SANGRE EMPAPAD.
¡GUERRA, GUERRA! EN EL MONTE, EN EL VALLE
LOS CAÑONES HORRÍSONOS TRUENEN,
Y LOS ECOS SONOROS RESUENEN
CON LAS VOCES DE ¡UNIÓN! ¡LIBERTAD!

(coros)

VI

ANTES PATRIA, QUE INERMES TUS HIJOS
BAJO EL YUGO SU CUELLO DOBLEGUEN,
TUS CAMPIÑAS CON SANGRE SE RIEGUEN,
SOBRE SANGRE SE ESTAMPE SU PIE.
Y TUS TEMPLOS, PALACIOS Y TORRES
SE DERRUMBEN CON HÓRRIDO ESTRUENDO,
Y SUS RUINAS EXISTAN DICIENDO;
DE MIL HEROES LA PATRIA AQUÍ FUE.

(coros)

VII

SI A LA LID CONTRA HUESTE ENEMIGA
NOS CONVOCA LA TROMPA GUERRERA
DE ITURBIDE LA SACRA BANDERA
!MEXICANOS! VALIENTES SEGUID
Y A LOS FIEROS BRIDONES LES SIRVAN
LAS VENCIDAS ENSEÑAS DE ALFOMBRA
LOS LAURELES DEL TRIUNFO DEN SOMBRA
A LA FRENTE DEL BRAVO ADALID.

(coros)

VIII

VUELVA ALTIVO A LOS PATRIOS HOGARES
EL GUERRERO A CONTAR SU VICTORIA,
OSTENTANDO LAS PALMAS DE GLORIA
QUE SUPIERA EN LA LID CONQUISTAR.
TORNARÁNSE SUS LAUROS SANGRIENTOS
EN GUIRNALDAS DE MIRTOS Y ROSAS,
QUE EL AMOR DE LAS HIJAS Y ESPOSAS
TAMBIEN SABE A LOS BRAVOS PREMIAR.

(coros)

IX

Y EL QUE A GOLPE DE ARDIENTE METRALLA
DE LA PATRIA EN LAS ARAS SUCUMBA,
OBTENDRÁ EN RECOMPENSA UNA TUMBA,
DONDE BRILLE DE GLORIA LA LUZ.
Y DE IGUALA LA ENSEÑA QUERIDA,
A SU ESPADA SANGRIENTA ENLAZADA,
DE LAUREL INMORTAL CORONADA
FORMARÁ DE SU FOSA LA CRUZ.

(coros)

X

¡PATRIA! ¡PATRIA! TUS HIJOS TE JURAN
EXHALAR EN TUS ARAS SU ALIENTO,
SI EL CLARÍN CON SU BÉLICO ACENTO
LOS CONVOCA A LIDIAR CON VALOR.
¡PARA TI LAS GUIRNALDAS DE OLIVA!
¡UN RECUERDO PARA ELLOS DE GLORIA!
¡UN LAUREL PARA TI DE VICTORIA!
¡UN SEPULCRO PARA ELLOS DE HONOR!

(coros)

MEXICANOS AL GRITO DE GUERRA
EL ACERO APRESTAD Y EL BRIDÓN
Y RETIEMBLE EN SUS CENTROS LA TIERRA
AL SONORO RUGIR DEL CAÑON.

RECUERDO DE LA OLIMPIADA DE MEXICO 1968


El 12 de octubre de 1968, se inauguraron los Juegos de la XIX Olimpiada en el estadio de Ciudad Universitaria. En la víspera y formando parte de lo que se denominó Olimpiada Cultural, la plancha del Zócalo fue utilizada por un disciplinado grupo de jóvenes estudiantes que desarrollaron vistosas evoluciones gimnásticas. Sin embargo el momento más emocionante del que una vez más fue testigo el Zócalo capitalino, fue la partida de los corredores de la maratón, el domingo 20 de octubre de 1968 a las 15:00 horas..

EL MEXICO DEL EMPERADOR




















HERMOSAS VISTAS DE LA CIUDAD IMPERIAL Y LA BANDERA DEL IMPERIO MEXICANO

VISTAS DE MEXICO EN TIEMPOS DEL II IMPERIO


INTERESANTES VISTAS DE LA CIUDAD EN TIEMPOS DE MAXIMILIANO

MAXIMILIANO Y CARLOTA EMPERADORES DE MEXICO 1864-1867


Dice Torcuato Luca de Tena en su libro Ciudad de México en tiempos de Maximiliano, que seguramente el recién llegado emperador padecía del "mal de piedra" pero no porque las tuviera alojadas en su organismo, sino por su muy marcada tendencia a realizar grandes obras urbanas. Entre ellas nos interesa saber lo que hizo en Palacio Nacional y en el Zócalo, pero también se abocó a renovar el Castillo de Chapultepec y desde luego el proyecto, trazo y primera etapa constructiva del Paseo de la Reforma. Por desgracia todas ellas fueron para su comodidad personal.


Recién llegado en 1864, Maximiliano retomó el proyecto del monumento a los Héroes de la Independencia que Santa Anna, había dejado inconcluso y para ello le encargó a Ramón Rodríguez Arangoity la remodelación integral del Zócalo, obra en la que el elemento principal lo constituía la columna monumental del proyecto original del arquitecto De La Hidalga. La columna estaría rodeada con esculturas de los héroes de la Independencia y coronada con una gran figura alada.



Maximiliano propuso después como remate un águila imperial, rompiendo una cadena y remontando el vuelo; lo cual se consideró contradictorio, que alguien que había usurpado la corona mexicana, nos hablara de independencia y de un águila rompiendo las cadenas.Ante la ausencia de Maximiliano el 16 de septiembre de 1864, tuvo a bien encargar a la emperatriz Carlota para que a su nombre diera inicio oficial a la construcción del monumento. Su Majestad se dirigió al centro del zócalo, en que se había colocado una vistosa tienda, para colocar la primera piedra del monumento, aunque como bien sabemos dicha obra volvería a quedar inconclusa, tras la caída del imperio y el fusilamiento de Maximiliano en 1867.



Apenas llegados a la ciudad de México, Maximiliano y Carlota fueron alojados en habitaciones especiales que les habían sido previamente acondicionados en el ala norte del Palacio Nacional. La condesa Paola Kollonitz, que era dama de honor de Carlota, aparte de haberse adelantado a la llegada de la comitiva imperial, fungió como cronista de la corte durante los 6 meses que permaneció en México.


Ella es la que narra algunos detalles de las habitaciones que fueron acondicionadas para recibir a Maximiliano. Entre otras muchas cosas menciona lo siguiente en un libro alusivo denominado Un viaje a México en 1864, que escribió a raíz de su viaje:


«... Antes de la llegada de sus majestades fuimos a visitar los departamentos imperiales que a toda prisa habían preparado. Eran augustos y de incomoda disposición. A pesar de que la simplicidad reinaba en todo, el emperador podía sin escrúpulos mudar las cosas del modo que mejor le conviniera ... En México no saben aprovechar los materiales que en abundancia ofrece el país y con los cuales la solidez y esplendidez se lograrían generosamente ... En todos lados se usan los productos de Europa y a precio de oro traen de más allá de los mares las telas y los muebles ... Debido a esto el departamento de la emperatriz parecía, más que el de una residencia, el departamento de un hotel europeo ...»



Pero Maximiliano a su llegada a Palacio, entonces denominado Imperial, no se quejó tanto de la disposición de las habitaciones, pues el dormía en un catre de tijera, sino del ruido que desde temprana hora reinaba en los alrededores del Palacio. En los 15 días que vivieron en Palacio antes de cambiarse al Castillo de Chapultepec, Maximiliano solicitó cambiar su catre de campaña a distintas sitios del edificio, sin que lograra encontrar alguno que fuera conveniente a su costumbre de acostarse temprano y levantarse a las 4 de la mañana.


Sin embargo lo que a largo plazo resultó ser de trascendencia y además perdurable, fueron las múltiples adaptaciones que realizó en el interior de palacio, durante su relativamente corta gestión.José Luis Blasio que fue secretario particular de Maximiliano y además uno de los pocos mexicanos que formaban parte de su séquito, se convirtió en su biógrafo, escribiendo un libro denominado Maximiliano Intimo en el cual narra con cierto detalle, los diversos trabajos que se emprendieron en esa época. Los párrafos que siguen son de su libro:

«... en la época a que me refiero, llamábase pomposamente Palacio Imperial de México. Maximiliano hizo que se transformara casi radicalmente su interior. El ala derecha del edificio, es decir desde la puerta principal hasta el baluarte del norte ... Fue el emperador quién dispuso que todos los salones que formaban parte del frente de la fachada se convirtieran en un solo inmenso salón que se llamó de Embajadores, pues quedó destinado para las recepciones de los plenipotenciarios extranjeros, para los grandes bailes y para las fiestas de la corte. ... Un día que Su Majestad visitaba las obras de palacio vio por las roturas del cielo raso que las vigas eran de cedro. Mandó quitar el cielo raso y ordenó que se barnizaran y doraran las vigas; se descubrió la hermosa piedra labrada con que están construidas las columnas y los arcos del gran patio principal: se reformó el pavimento de este patio y se arregló el comedor, la capilla y varios salones del piso alto.. El bajo se destinó para bodegas, caballerizas y cocheras; destinándose una especial para la regia carroza de oro y seda ...»

LA PLAZA MAYOR CON MAXIMILANO


François Aubert, que se convirtió en el fotógrafo oficial de Maximiliano, tomó esta imagen (en dos partes) del Palacio Nacional en el año de 1864, aparentemente como consecuencia de las mejoras que se realizaron al edificio. Se aprecia además a la derecha el denominado Portal de las Flores, la Plaza Mayor rodeada por una hilera de frondosos árboles y la ausencia de las vías y estaciones de los tranvías de mulitas.

EL ZOCALO EN LA OCUPACION AMERICANA 1847


Otra vista de la Plaza Mayor en 1847, tras la ocupación de las fuerzas norteamericanas. Obsérvense los contingentes frente a Palacio Nacional y la bandera norteamericana en el asta. La bandera fue izada el 14 de septiembre de ese año a las 7:05 de la mañana y permaneció allí hasta el 12 de junio de 1849. Al centro de la plaza aparece una construcción circular, con una fuente, posiblemente los vestigios del basamento del monumento a la Independencia que pretendía construir Antonio López de Santa Anna y que quedó inconcluso.

MONUMENTO A SANTA ANNA EN EL MERCADO DEL VOLADOR



Croquis del monumento erigido a Santa Anna en el mercado del Volador



Gracias al grabador y litógrafo Abraham López es que podemos tener una imagen de lo que fue el monumento que personalmente decidió construirse el Gral. Antonio López de Santa Anna y que estaba ubicado al centro de las construcciones del nuevo Mercado del Volador.


Al terminar la demolición del Mercado del Parián, a fines de 1843 se iniciaron las obras para construir un nuevo mercado en la Plaza del Volador (hoy Suprema Corte de justicia). El nuevo mercado se inauguró el 18 de junio de 1844, cumpleaños de Santa Anna e incluía el monumento mostrado, con una estatua en bronce del General Santa Anna que con su brazo derecho extendido y apuntaba hacia el norte (Texas)., aunque la gente del pueblo afirmaba que apuntaba hacia la Casa de Moneda, que se encontraba en la misma dirección. En el calendario de 1845 que Abraham López dedica a la reseña del monumento dedicado a Santa Anna lo describe de la siguiente forma:


«... La estatua estaba situada en el centro del mercado, frente a un pórtico sostenido por cuatro columnas de orden jónico y en la fachada interior de él están los nichos de dos estatuas, la una representa a la justicia y la otra a Mercurio.


Enfrente de este pórtico, mirando para el norte, está levantada una columna de orden dórico y coronado su capitel con la estatua de bronce del Exmo. Sr. D. Antonio de Santa Anna … La construcción de la estatua fue encargada a D. Salustiano Veza, español. Este señor copió la cabeza del natural en tres horas. Procedió después a disponer los trabajos convenientes para hacer la estatua del tamaño proyectado y darle la actitud correspondiente: a continuación mandó sacar una copia de estos trabajos por el daguerrotipo; la presentó al Sr. Presidente y fue de su aprobación. La fundición estuvo a cargo de D. José López ... »



Poco tiempo disfrutó Santa Anna de su estatua de bronce en el mercado del Volador, pues a fines de ese año, 1844, el pueblo enfurecido por la disolución del Congreso se dirigió al Panteón de Santa Paula y profanó el sepulcro en el que se había sepultado con honores la parte de la pierna amputada al general. Una vez desenterrada fue arrastrada por la multitud que finalmente hizo pedazos una estatua de yeso que se encontraba a la entrada del Teatro Nacional, que entonces se llamaba Teatro Santa Anna.


Ante tal situación la estatua de bronce del mercado, se dice que fue bajada de su pedestal y guardada en las cocheras de Palacio Nacional, pero existe también otra versión.En un documento del 7 de diciembre de 1844, que publica Enrique Serna en su libro El Seductor de la Patria, relata el Gral. Valentín Canalizo, quien era el presidente provisional, de manera personal y con mucho detalle, los acontecimientos a que me refiero. Aunque no es posible aquí reproducir el documento completo, considero interesante conocer algunos párrafos del relato que Canalizo hizo llegar al Gral. Santa Anna :

«... La reacción del enemigo por la Disolución del Congreso rebasó todas nuestras expectativas, al punto que me encuentro preso y una sentencia de muerte pende sobre mi cabeza. ... no pude impedir que el día 4 su estatua del mercado amaneciera con una soga al cuello y una caperuza de ajusticiado ... La ruptura del orden desencadenó el motín popular más pavoroso de cuantos tengo memoria. ... De haber estado en México no se salva usted del linchamiento. Al grito de "muera el cojo ladrón" y "abajo el quince uñas", la multitud derribó su estatua en la Plaza del Volador y la arrastró por las calles, lo mismo que el busto de yeso erigido en la puerta del teatro que lleva su nombre, del cual tomó su parte cada lépero, teniendo a dicha poseer un fragmento. ... Tras haber allanado el cementerio de Santa Paula, los más osados profanaron el monumento de mármol en donde yacía su pie amputado, sacaron el zancarrón de la urna cineraria y lo pasearon en triunfo por las calles de la ciudad, al son de un vocerío salvaje ... »
Santa Anna fue destituido de la presidencia y el Congreso decidió enjuiciarlo junto con sus secretarios, lo que al final condujo a su exilio en La Habana.

LA CATEDRAL EN 1857


Esta imagen de Catedral fue plasmada por Charnay en el año de 1858, es interesante observar que sobre el cubo del reloj ahora ya se muestra una asta bandera e igualmente que en el atrio se han construido jardineras y se han plantado algunos árboles. Los postes y las cadenas que rodeaban el atrio y que aún se apreciaban en la imagen de 1840, para esta fecha ya habían desaparecido

OTRA VISTA INTERESANTE DEL ZOCALO HACIA 1828


Esta es una imagen muy interesante, pues nos muestra por primera vez la bandera nacional mexicana, montada en el asta bandera central del Palacio de la Diputación, que era el nombre que se le daba entonces. Por la similitud del grabado que tiene relación con el Motín de la Ex-Acordada de 1828, intuyo que corresponde a esa época. Aquí podemos confirmar el número de balcones centrales y arcos del portal que son 12 y que coinciden plenamente con los que tiene actualmente. Otro detalle importante es que en los torreones laterales no existían arcos y se aprecian dos puertas de entrada en cada uno. Enfrente está el Mercado del Parián, que fue demolido hasta 1843 y al fondo el Palacio Nacional. Fuente Archivo Casasola.

FOTOGRAFOS PRECURSORES DE NUESTRA HISTORIA


ULTIMA FOTO DEL MERCADO DEL PARIAN ANTES DE SER DEMOLIDO.


Esta imagen tiene su origen en un daguerrotipo de la Catedral que se dice fue obtenida en 1840 por el grabador francés Jean Prelier. La imagen que muestro fue ligeramente retocada para poder apreciar ambas torres de la Catedral, dado que el procedimiento de la daguerrotipia oscurecía las esquinas. De igual manera la vista original se encuentra invertida, pues muestra el mercado del Parían al lado derecho y debe ser tal como aparece aquí. Véanse las dos imágenes anteriores, en donde también se aprecia dicho mercado. Esta podría ser la más antigua reproducción real que exista de la Plaza Mayor capitalina, en este caso obtenida mediante un daguerrotipo. Por otra parte, también debe de ser la única y a la vez última foto del Mercado del Parián, que por orden del Gral. López de Santa Anna fue demolido en 1843.

MERCADO DEL PARIAN


La llegada a México en 1789 del virrey Vicente Güemez, segundo Conde de Revillagigedo significó, entre otras cosas, la mejora del paisaje urbano, la limpieza y el embellecimiento de la ciudad. Para 1791 se habían concluido las torres de la Catedral y para 1793 el virrey ordenó el retiro de todos los puestos ambulantes y el embellecimiento de la Plaza Mayor. Por tal motivo considero que la imagen de arriba corresponde a esa época, 1793, en la que aparece al frente el Mercado del Parián y atrás la imagen del Palacio del Ayuntamiento. Se aprecia solamente el segundo nivel, engalanado con doce balcones centrales, correspondiendo con los doce arcos del portal que existía en el primer nivel. En los extremos los dos torreones. Fuente Archivo Casasola.

PLANO DE PEDRO DE ARRIETA 1737


Esta imagen muestra la disposición de la Plaza Mayor, tal cual aparece en el plano de la Ciudad de México, que fue dibujado por Pedro de Arrieta en el año de 1737. Con letras negras aparece el nombre "Diputación" y una flecha amarilla, indicando el sitio que ocupaba el edificio correspondiente a las Casas del Cabildo, una vez que fue totalmente reconstruido. Como se indicó antes, también se le daba el nombre de Ayuntamiento o Diputación, como se identifica aquí. Frente al edificio aparece el Mercado del Parián.

LAS CASAS DEL CABILDO


Las Casas del Cabildo, después conocidas como Edificio del Ayuntamiento, aparecen primeramente señaladas en la imagen de la Plaza Mayor del año de 1628 y como se ha dicho arriba, fueron radicalmente destruidas e incendiadas durante el Motín del Hambre de 1692, incluyendo los locales de la Alhóndiga y la Carnicería, Por tal motivo, dichos edificios fueron reedificadas totalmente por instrucciones del Virrey Fernando de Alencáster, iniciando las obras en 1714 y concluyendo en el año de 1722. La obra se efectuó bajo la dirección de Pedro de Arrieta y José Miguel Álvarez, maestros de arquitectura, según consta en un viejo Libro de Cuentas del que tuvo conocimiento Don Guillermo Tovar y Teresa y quién amablemente me proporciona el dato. Al ser totalmente reconstruido, el edificio del Ayuntamiento toma la ubicación, alineación y forma que tiene en la actualidad.